jueves, 9 de abril de 2009


Justamente ahora irrumpes en mi vida con tu cuerpo exacto y ojos de asesino, tarde como siempre nos llega la fortuna. Tú ibas con ella, yo iba con él. Jugando a ser felices por desesperados, por no aguardar los sueños, por miedo a quedar solo. Pero llegamos tarde, te vi, me viste. Nos reconocimos enseguida pero tarde. Maldita sea la hora que encuentra lo que soñé tarde. Tanto soñarte y extrañarte sin quererte, tanto inventar, tanto buscarte por las calles como una loca sin encontrarte. Iba uno por tonto, por desesperado, confundiendo amor con compañía... Que ganas de huir, de no verte ni la sombra, de pensar que esto fue un sueño o una pesadilla, que nunca apareciste, que nunca has existido. Que ganas de besarte, de coincidir contigo, de acercarme un poco, de amarrarte en un abrazo, de mirarte a los ojos y decir qué vi en mi vida. Pero llegamos tarde, te vi, me viste. Nos reconocimos enseguida pero tarde. Quizás en otras vidas, quizás en otras muertes. Que ganas de rozarte, que ganas de tocarte, de acercarme a ti, de golpearte con un beso, de fugarnos para siempre sin daños a terceros.

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